Aquí está la penúltima entrega, hoy en la noche que no pueda dormir subo la moraleja.
La tragedia de Satán Capítulo III
En la nube
Sí no te estás boca abajo,
soy capaz pinche Vulcano,
de abrirte de un solo tajo,
desde la boca hasta el ano.
En el cielo
¡Que suenen las panderetas
y que haya ruido y mas ruido,
ya que nuestras profecías,
el cielo nos ha cumplido!
Pito [vestido de angel]
¡Qué pedo me habré ingerido
que no he podido acordarme,
de donde pude robarme
este chingado vestido!
En la nube Satán
Yo defenderé el pispiate
mejor que a mi salvación.
¡Pues no ha nacido cabrón
que me corte el malacate!
Mientras se iba achingatando,
sobre el querube saltó
y a colazos lo dejó
como avestruz pelechando.
Por su parte San Miguel,
no dejó cuentas pendientes,
pues le hincó los treinta dientes
en los huevos a Luzbel…
En el cielo [Coro de virgenes] Tonada: "La víbora de la mar"
No ha sabido el serafín
distinguir lo que hace garras,
sí se rompe el “pizarrín”
¿De que sirven las pizarras?.
San pito
¡Qué detalles de los cuetes!
¡Ahora sí me llevó un caballo,
ando vestido de gallo
y veo moros con tranchete!
En la nubue
Nada contento Satán,
de salir de aquél combate
con su excelente pispiate
convertido en mazapán.
Murmuró su abracadabra
y con su pata de cabra,
¡Tantos chingazos le dio!
que lo dejó sordi - tuerto,
todo abollado y jodido,
sobre la nube tendido,
sin mas sentido que un muerto.
En el cielo [Coro de vírgenes] Tonada: "El faisán"
Lara lín tín tín que Luzbel,
lara lín tan tan se salvó
lara lín tín tín y San Miguel
lara lín tan tan se murió.
Coro de profetas
Que callen las panderetas
y cese el ruido y mas ruido
que ya no habrá mas profetas
en este mundo jodido.
En la nube
Como el valiente querube,
no salía de su desmayo,
un vitamínico rayo
sacudió toda la nube;
y un relámpago rojizo
llenó la faz celestial
y su descarga brutal
quien sabe que efectos hizo,
porque Miguel de la nube,
se paró hecho la chingada
y el diablo en desbandada;
salió huyendo del querube.
Pero luego regresó,
muy misterioso Luzbel,
y de pronto se arrancó
a topes contra Miguel;
mas este, cortando el trecho,
con las alas le engañó
y muy lento le sacó,
un formidable de pecho,
pasando entero a Luzbel.
Después se dobló con él,
muy artista y muy torero,
y con un discreto aleteo
Miguel continuó el trasteo:
¡Dos por alto rematando!
¡Cien de rodillas geniales!
¡Cuatrocientos naturales!
¡Y un farolazo ceñido!
Y después, ¡Cien de la muerte!
dejando a Satán en suerte,
atarantado y jodido.
Miguel descubrió el acero
por encima del plumaje,
se perfiló pinturero
dispuesto a emprender el viaje.
En el cielo [Coro de vírgenes]
Noooo torero, ¡Torero!
fue ovación de dar miedo,
los santos se hicieron bolas
y aventaron las aureolas
y las túnicas al ruedo.
Y ante un faenón de ese pelo,
se hizo verdad un cantar;
“Carmelo que está en el cielo,
se asoma a verlo torear”.
Y el pobre Pito Pérez, bien “pedo”
por poco se rompe el cráneo
por querer saltar al ruedo,
para hacerla de espontáneo.
En la nube
El ángel no le dio oídos
a la entusiasta ovación,
de los celestes tendidos,
hizo el viaje lentamente,
dejándole ir santamente,
tan brutal estoconazo,
que el diablo dio el satanazo,
por los siglos de los siglos…
Amén